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LA CONFRONTACION FILOSOFICA EN EL

CONCILIO VATICANO II

Es sabido que la Iglesia Católica vive desde el Concilio Vaticano II (1962-1965) una grave crisis interna que afecta profundamente su unidad. Ella tiene raíz en una confrontación filosófica entre dos corrientes principales: una, conocida como Neo-Tomismo, porque se identifica con el 'renacimiento tomista' promovido por la encíclica 'Aeterni Patris' (1879) del Papa León XIII, y la otra, de identidad 'jesuita', que procura conciliar el Tomismo con las filosofías modernas, perspectiva a la que se le asigna erróneamente el nombre de Tomismo, con el agregado Trascendental de naturaleza 'relativista kantiano'.

Sin entrar en detalles, detengámonos en la esencia del problema reducida a la interpretación de la 'LETRA' (textos aprobados por los Padres Conciliares), por los JESUITAS que afirman representar el 'ESPIRITU' del Concilio.

La argumentación jesuita fue expuesta detenidamente por el destacado filósofo jesuita Gerald McCcool S.J. en su libro 'De la Unidad al Pluralismo' de 1992. Allí identifica dicha interpretación bajo el nombre PLURALISMO FILOSOFICO SISTEMATICO, según el cual, en cada época de la historia existe una diversidad de corrientes o posturas filosóficas en 'mediación', esto es, que razonan al interior de una concepción común dominante no obstante sus divergencias y conflictos. Veamos.

"El compromiso del Concilio con «el patrimonio filosófico siempre válido de la Iglesia» no niega la legitimidad de una PLURALIDAD DE SISTEMAS ESPECULATIVOS por los cuales esa filosofía es mediada. Y, como la historia de la Iglesia post-conciliar lo demostró prontamente, la confianza de la Iglesia en la filosofía y teología de Santo Tomás, como sistema exclusivo usado en la educación del clero, terminó definitivamente con el Decreto 'Optatam totius' de Formación Sacerdotal."

Destaquemos aquí que esta interpretación del Decreto de Formación Sacerdotal 'Optatam totius' es de carácter 'historisista', según lo explicó San Juan Pablo II en su Encíclica 'Fides et Ratio':

"La tesis fundamental del historisismo consiste en establecer la verdad de una filosofía sobre la base de su adecuación a un determinaso período y a un determinado objetivo histórico. De este modo se niega la validez perenne de la verdad. Lo que era verdad en una época, sostiene el historisista, puede no serlo ya en otra," (Fides et Ratio. 87)

Por su parte, los propios Padres Conciliares se encargaron de evitar toda posibilidad de duda al respecto, mediante el método común en los documentos eclesiales de incorporar referencias a otros textos oficiales, que contribuyen a precisar, complementar, desarrollar o explicar un punto determinado.

En esto el Decreto 'Optatam totius' no es un excepción, pues contiene 48 de estas notas de referencia. Sin embargo, inesperadamente y por alguna razón desconocida, tales referencias no han sido incluidas en las traducciones oficiales al 'inglés' y al 'español' en el sitio web de la Iglesia, que es fuente segura y accesible a la documentación oficial católica. Entre ellas se encuentra la referencia #29, de especial interés en este caso, por estar inserta precisamente entre las dos frases principales de esta controversia en el número 15 del Decreto:

"15. Las disciplinas filosóficas hay que enseñarlas ...apoyados en el patrimonio filosófico siempre váliso, (29) teniendo también en cuenta las investigaciones filosóficas de los tiempos modernos..."

"(29) Cf. PÍO XII, Encíclica 'Humani Generis', 12 (1950)"

He aquí el texto de dicha la referencia.

"12. Por desgracia, estos amigos de novedades fácilmente pasan del desprecio de la teología escolástica a tener en menos y aun a despreciar también el mismo Magisterio de la Iglesia, que con su autoridad tanto peso ha dado a aquella teología.

"Presentan este Magisterio como un impedimento del progreso y como un obstáculo de la ciencia... Y aunque este sagrado Magisterio, en las cuestiones de fe y costumbres, debe ser para todo teólogo la norma próxima y universal de la verdad, sin embargo a veces se ignora, como si no existiese, la obligación que tienen todos los fieles de huir de aquellos errores que más o menos se acercan a la herejía, y, por lo tanto, de observar también las constituciones y decretos en que la Santa Sede ha proscrito y prohibido las tales opiniones falsas..."

Nótese bien, ESTO ES LETRA DEL CONCILIO.

La referencia es tan explícita en la identificación de los 'nuevos teólogos'–"estos amigos de novedades"– por sus posiciones anti-escolásticas y anti-Magisterio, que no puede caber duda de que, con ella, los Padres conciliares han procurado evitar toda posible interferencia proveniente de esta corriente teológica en la formación sacerdotal.

Sin embargo, llegado el momento de aceptar en este escrito, a modo de conclusión, la voluntad expresa del Concilio expuesta sin ambigüedades en la Declaración 'Gravissimum educationis' y en el Decreto 'Optatam totius', que no es efectivo que la Iglesia haya perdido su confianza en las enseñanzas de Santo Tomás, como base principal de la formación filosófica y teológica de los sacerdotes, así como en la educación superior de los laicos católicos, EL SIMPLE HECHO —DEL TAMAÑO DE UNA CATEDRAL—, QUE EL PAPA FRANCISO ES JESUITA, no deja otra opción que aceptar que actualmente el futuro de la Iglesia no puede ser mas lejano a su UNIDAD.

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